Al caer la noche, tu hechizo cobra vida y me veo envuelto en un peligroso torrente de pasión. Sin embargo, al rayar el alba, cuando el tañir de las campanas ha cesado, el hechizo desaparece y yo quedo como antes, extrañándote como un loco sumido en la soledad.
¿Es una maldición o una bendición?
Me pregunto a mí mismo, pero no encuentro respuesta. Y a pesar de querer librarme de tu hechizo, sólo termino esperándote como cada noche. Y así, cada maldito día, luego del crepúsculo, seré víctima de tu poderosa magia por la eternidad.
Comentarios
Publicar un comentario