Se conocieron en un verano como cualquier otro. Ella era una chica normal, que le gustaba un chico normal, aunque para sus ojos Él era único y especial. Indescriptible era el color de los ojos de Ella cuando una luz tenue le iluminaba la cara, y fascinantes los de Él, cuando la oscuridad dominada por la luna le atrapaba. Ambos se querían y se pensaban el uno al otro, el problema es que ninguna de sus formas era igual.
ÉL pensaba todo el día en Ella y su relación era muy dependiente, en cambio Ella pensaba todo el día en Él pero era independiente, Él necesitaba alguien que le amara, cuidara, protegiera y estuviera siempre pendiente de su persona, Ella necesitaba alguien que la amara, pero que dejara a su alma libre volar, ahí empezó todo, y lo que era al principio, luces y colores, tuvo que terminar.
Podrían intentar retroceder en el tiempo, detenerse en ese momento que entrelazaban sus cuerpos. Describir el tacto de los labios en la piel que arde, y también la vibración de sus cuerpos y gemidos en su mente quemarles. Ella es fuerte, Él también, y aunque la vida los cruce nuevamente, saben bien que sus caminos nunca irán juntos otra vez.
Y así fue como cierta mañana ambos se despidieron del verano con muchas lágrimas. Nunca un verano les supo tan bien, en el muelle de sus recuerdos Él le regalo una última sonrisa, Ella lo abrazó muy fuerte, jamás lo volvió a ver.
Comentarios
Publicar un comentario