Todos guardamos sueños que hemos prometido cumplir algún día. Lucia también los tenía. Deseos o proyectos que se paralizaron en el momento que surgen por la falta de ambición, valentía o por simple prudencia, al convencernos que son difíciles de realizar y ser una quimera.
Además, esta ese pequeño problema de la soledad. Pasamos toda la vida tratando de encontrar una persona con la que sintamos una conexión especial, alguien que te haga reír, que logre que de cada momento ordinario se transforme en uno extraordinario, alguien con el que no se haga tan difícil pasar la vida.
Lucia, aunque tarde comprendió, descubrió que realmente nuestros problemas es que estamos estancados en momentos, en rapidez, en facilidad, en que todo se nos sea entregado en bandeja de plata y a la brevedad posible. Somos una generación que nos aburre estar esperando, queremos que todo sea rápido, al momento, sin pautas.
El único problema, pensó Lucia, es que nada en este mundo funciona de esa manera. No esperes encontrar a tu rayito luz en la primera persona con la que compartas una copa, estas cosas toman tiempo, dedicación y esfuerzo. Ni que decir de tu más ambicioso proyecto.
Así que Lucia está tomándose su tiempo ahora, deteniéndose en apreciar cada girasol que le da la vida.
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