He compartido esta historia multitud de veces, pero nadie me cree. Nadie debería ayudar al hombre que se ahoga, pero lo siguen haciendo, y las personas siguen desapareciendo.
El sitio es bastante conocido por los turistas, adulan el paisaje, su fauna silvestre, su clima cálido, pero sobre todo su hermoso lago. Y la verdad, es que motivos no les faltan, el sitio es encantador. El problema es si te quedas a dormir en una de las cabañas que renta la compañía. No debería haber ningún problema si no sales de ahí hasta que amanezca, si sales pueda que te topes con el hombre ahogado.
Hace tres veranos llegamos de vacaciones a este lugar con mis padres, era pasada la medianoche y mientras todos estaban durmiendo, yo jugaba con mi gameboy. Cansado de perder partida tras partida, decidí salir a mirar la luna por un rato, fue entonces cuando me di cuenta del hombre en su pequeño bote levantando sus manos, llamando a lo lejos, y haciendo señas que se hundía.
Levanté a mis padres, quienes llamaron a la policía, el tipo gritaba que no sabía nadar, y mis padres la verdad, tampoco. Doy gracias a Dios que nunca aprendieron. Desesperados de escuchar sus gritos cada vez más exhaustos, nos decidimos asomar con pocas posibilidades de hacer algo realmente para salvarle. Mi madre nos detuvo a menos de un metro de la orilla.
Había algo extraño en el cuerpo de ese hombre, no tardamos en darnos cuenta. Tenía una especie de tallo adherido a su espalda, era muy largo y bajaba rodeando todo el bote, que no era un bote, sino una maraña de tentáculos meticulosamente alineados y que de lejos aparentaba otra cosa.
Esa cosa, era como una marioneta, y se alejó sumergiéndose lentamente hasta desaparecer de nuevo en las aguas, seguido de un cuerpo serpenteante y escamoso, que brillaba bajo la luz de la luna. En los años siguientes, no hemos dejado de leer diversos reportes de personas desaparecidas en la zona.
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