No puedo irme a casa, quiero un abogado y mi maldita llamada. No se me permite ninguna de estas cosas por el momento, los policías dicen que todavía debo quedarme un poco más hasta que averigüen qué les paso a mis padres y a mi hermano.
Estaban muy enfadados la última vez que los vi, sobre todo con el pobre Jonah, después de confesarles que había embarazado a su novia. Todo iba bastante bien antes de que Jonah abriera la boca. Como guardabosques, mis padres habían elegido un sitio bastante confortable y con una vista impresionante en la reserva. Realmente planeábamos pasarla muy bien. Ya saben, relajarnos un poco, limar asperezas y encontrar algo de paz. Bueno, Jonah la cagó, seamos claros.
La fogata impresionante no duro mucho, cada uno terminó en su tienda más enfadado que el otro. Mi padre desde luego no quiso escuchar ninguna palabra más, y mamá le siguió con los hombros abatidos sin voltearse a ver al pobre de Jonah.
Recuerdo que me froté la tripa hambriento, ni siquiera habíamos tenido tiempo de cenar cuando comenzó la discusión, cuando me acerqué a la tienda de mis padres todavía podía oír sus voces enfadas y ruidosas, así que decidí dejar las cosas como estaban, y tragarme la única chocolatina que tenía.
Ya he declarado esto, no me gusta estar continuamente repitiéndolo. Pero cada vez que llego a esta parte, el rostro de los oficiales se muestra sumamente incrédulo. Pensándolo bien, no es para menos. El hombre borroso parece sacado de la mente de un niño de cinco años, y nada tiene que ver con la mente pecaminosa de un adolescente de casi dieciséis.
En fin, tendré que repetirlo una vez más. El grito espeluznante de mi hermano hizo que todos saliéramos corriendo de nuestras tiendas a buscarlo. El hombre borroso lo tenía apretado de la garganta, mientras lo elevaba poco a poco del suelo hasta superar quizás los tres metros. Estábamos muy asustados, mi padre le dio un par de tiros con su rifle, pero eso solo lo hizo enojarme más, abrió a mi hermano como si se tratara de una cartera, y se encargó de vaciar sus vísceras ante los chillidos ahogados de mamá.
Después, sencillamente se alimentó. Superado el shock, mis padres lucharon tratando de evitarlo, pero se despegó de ellos con mucha facilidad. Estaba ahí, y no parecía estarlo al mismo tiempo. Era …borroso, como una caricatura mal dibujada, o cualquier figura en una vieja TV doblada por la interferencia. Pero esa cosa, que parecía insustancial, tenía mucha fuerza, le grité, le lloré, y le golpeé, con todo lo que encontré, sin llegar a hacerle absolutamente nada.
Mis padres tampoco tuvieron mucha suerte, cuando termino de devorar a mi hermano, sin darnos cuenta, en un instante, corto en dos a papá. Un fuerte jadeo se le escapó de la boca y la parte superior de su cuerpo fue arrojada con fuerza al fondo de una de las tiendas. No ahondaré en lo que le hizo a mi madre, me consuela saber que no sufrió. En lo que respecta a mí, todavía debe estarme buscando. Corrí tan fuerte de ese lugar como mi cuerpo lo pudo soportar.
El hombre borroso, sigue ahí, en alguna parte, acechándome, esperando el momento. Es borroso, como cuando estas a punto de cerrar los ojos por completo.
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