Hace unos cientos de años las personas, o por lo menos las más optimistas, pensaban que tendríamos todo resuelto en estos tiempos. Creían que venceríamos al cáncer y a la hambruna, tal vez a la muerte. Creían que habría personas en Marte, que conquistaríamos el espacio y que tendríamos de todo. En lugar de eso, hubo una tormenta solar y todas las luces de la Tierra se apagaron por un tiempo. Radiaciones electromagnéticas del sol bombardearon la tierra durante años. Los países comenzaron a derrumbarse como piezas de rompecabezas. Cosas horribles ocurrieron en la oscuridad. Mucha gente murió. En el mundo que tenemos ahora ningún sol brilla tus mañanas. Solo existe el abismo negro del espacio que te mira ansioso día tras día. Los pocos que quedan se aferran a la esperanza de encontrar un lugar en el cual ver un cielo azul una vez más. Dos o tres personas mueren por semana, todos reclaman comida y no hay suficiente de nada. No hay nadie a quien pedir ayuda. La comunicación por