El sol no brilla más con su blancura fantástica, en su lugar, espesas nubes negras alfombran el cielo dejando apenas unos jirones de luz. En los bosques, un infierno helado ha cubierto las tierras del norte hasta la gran montaña y desde lo más alto, agudos oídos y centelleantes ojos deambulan en búsqueda de la bestia. En medio de la espesura la sangre cálida discurre fresca sobre la nieve, mientras retorcidas formas revelan a las pobres víctimas. Carne y huesos, un festín para los cuervos. Un mal ha llegado a estas tierras, un demonio profano cuya insoslayable presencia ha sembrado el terror entre las criaturas que la habitan. Las entrañas del bosque le abrigan, asesino despiadado, voraz y letal. El miedo se ha esparcido rápidamente como el frío que llega hasta los huesos. La desesperación y la angustia ha hecho que la manada de bestias humanas empiece con una caza sin medida a la jauría, innumerables trampas se han llevado a demasiados inocentes y el viejo gris lo sabe, es la