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Mostrando entradas de julio, 2020

LA COSA QUE CAYÓ DEL CIELO

La llamada termina y te deja más que sonriente. No es solo una montaña más, dices. Es la ocho mil más peligrosa del mundo. El mejor de todos tus retos, “La Annapurna”. Y tu respuesta no se hace esperar. Es una oportunidad única en esta profesión que tú mismo defines como aventurero, si semejante actividad pudiera definirse como tal. Desde muy pequeño tus ansias viajeras te han llevado a visitar las regiones más inhóspitas del planeta y este, si Dios te lo permite, será ese merecido retiro a tus cincuenta y seis años de vida. La expedición está compuesta por once personas, todos expertos en el terreno. Has sido escogido por tus habilidades para afrontar cualquier problema que se presente y una bien conocida experiencia acumulada a lo largo de los años. Todo empieza a las catorce horas del día dieciséis de noviembre, la meta es llegar a la cima en nueve días. Arriesgado pero no fuera de tus posibilidades, es más, tú, al igual que muchos, esperas como un mínimo un reto a

ELLA AMABA EL SNUFF

Desde que había sido muy joven, Elena imaginaba al hombre de sus sueños. Lo pintaba en su mente algunas veces como un famoso actor, y otras como un gran deportista reconocido. Había aprendido a dibujar esas fantasías en un papel, y aunque le había costado más de una reprimenda, no entendía el porqué. Era exagerado, quizás. Pero así era Elena y pronto, cuando ingreso a la Universidad, fue asaltada por un sin número de pretendientes dispuestos a cumplir aquello que siempre anhelaba en cualquier momento. Elena era muy atractiva, por supuesto. Su estricta educación secundaria había restringido el contacto con solo personas de su mismo género. Pero ahora era diferente, y ella estaba más que dispuesta a cambiar eso. Su rostro era fino y delicado, había heredado el cabello castaño de su madre y una piel morena que acaparaba miradas a donde quiera que iba. Pronto descubrió que no solo era esa la razón de sus constantes acosos y miradas llenas de lascivia. Hay que confesar

FANTASÍAS DE UN VOYEUR

Era una comedia barata. La TV no regalaba nada más interesante que ver y la había dejado correr sin prestarle demasiada atención. Los días en el trabajo habían ido de mal en peor, a extenuantes horas se había sumado ahora una incomprensible tonelada de papeles más. No había nada que hacer, era otra semana sin descanso, otra semana sin poder estar con ella. Llevaba contando los días en el calendario, mala suerte. Lo volvía a hacer otra vez. Siempre pones excusas, me había dicho. No era cierto. Era la tercera vez en la que pues, por circunstancias obvias, no había podido asistir a la maldita cena con sus padres. Lo único que quería era escuchar su voz, explicarle una vez más que no fue mi culpa. Un último mensaje de voz y ya, sino quería hablar conmigo no iba a molestarla más. Cerré la aplicación y me levanté a la cocina por un vaso de jugo. Ese olor, no habían pasado ni dos semanas en que había mandado a arreglar la nevera y ya se había malogrado otra vez. Inútil pedazo de