Antros goteando luces de neón. Ardientes lámparas de calle. Bocinas de coche resonando. Oscura la silueta que se levanta del tumulto de gente. Un accidente en la avenida. Su figura revela no menos de quince. Doloroso es su llanto al ver su cuerpo inerte en el pavimento, un grito gigantesco y estremecedor. Nadie la escucha, solo yo. Es curioso como las personas puedan llegar a acostumbrarse con el tiempo a cualquier cosa. En mi caso, quisiera que fuera un poco más fácil, quisiera dejar de escucharlos por un momento, quisiera no tener que salir a la calle y ver como deambulan inquietantes por la ciudad. Vivo mi infierno desde que tengo memoria. No es sencillo aprender a mantener la boca cerrada, en especial cuando eres una adolescente cabeza dura. Luego, los días y las semanas pasan y no recuerdas porque estas petrificada. No te importa si esas personas están vivas o muertas, sin son delirios o son reales. Poco a poco vas perdiendo parte de ti. Y cuando todo el mundo tiende a