Una ráfaga de disparos impacta sobre el asfalto ferozmente. La niebla comienza a envolver los barrios bajos, es su momento. Corre apretando los dientes, gime en cada paso y se entrega a las profundidades del callejón. La cápsula está ahí, la palpa, es real, no lo puede creer. Se deja caer completamente agotado y aunque está lejos de estar a salvo, suspira aliviado al escuchar a las patrullas rojas alejarse desde los cielos. – ¡Lo he conseguido, Ballack! ¡Lo tengo! ¡Quiero ver la cara de Sam, ahora! ¿Puedes creerlo? No hay respuesta, la señal es débil y teme que la conexión se rompa en cualquier momento. Un potbot hace su trabajo limpiando los desechos, ignora su presencia, ignora todo lo que no sea la mierda que se tira a ese agujero y se entrega a su labor como si fuera la mejor profesión del mundo. Es brillante, dice para sí. Casi es capaz de soltar una carcajada pero se detiene. Su AW parpadea y el holograma que esperaba aparece. – ¿Qué has conseguido? ¿Tienes ide