Casi escupiendo sus palabras cerró la puerta de su habitación con tanta fuerza, que uno de los cuadros en la pared cayó al piso. Su voz sollozante desde el otro lado hizo que el aire que estaba respirando hinchara mis pulmones con dolor. Días fríos y oscuros regresan a atormentarme, tratan de llevarme al abismo de la desolación. Septiembre se ha ido, mi niña, y eso que sientes bajo tu pecho pasara como las estaciones por tu ventana. No me culpes, no me juzgues, sé lo que significa el primer amor, si me prestas un poco de atención te contare algo que ha permanecido enterrado en mi mente y corazón. Nuestra calle ha cambiado mucho, tanto como el mundo y tu habitación. Solía treparme por el viejo roble del abuelo hasta mi ventana, llegar en el momento justo en que mamá jalaba la perilla de la recámara. El proyecto científico de haber pasado toda la noche estudiando era perfecto. Era un buen árbol, por si preguntas. Amigo mío, fiel testigo y perfecto cómplice de todas mis no