Un día perfecto, o quizás no tanto. Doce minutos de retraso no es lo acostumbrado. Has llegado tan agitado que por un momento pensé que te iba dar un infarto. Debiste salir corriendo desde la estación. Bastantes metros de largo trote. Nada mal para alguien que está en sus cuarenta y odia el ejercicio. Hoy has vuelto a traer esas flores blancas de tu jardín. Adornan tu oficina con un delicado aroma. Sonríes cuando las ves, abres la ventana y la mañana es amable con una suave brisa. Una época de emociones, tu preferida. La que más recuerdas, la que nunca olvidas. Dale lo que necesita tu corazón. Un torbellino de féminas miradas se mueve a cada paso que das en el edificio. Apuesto eres, acaso no lo sabré. Perfecto caballero de espíritu entusiasta. Excelente amigo, estupendo jefe. Un encanto, mil suspiros regalados al viento. Sentimientos que bailan ante una mirada, un pequeño gesto. Yo también suspiro, por supuesto. Un incómodo compromiso toca tu puerta, no quieres pero tienes