Un día perfecto, o
quizás no tanto. Doce minutos de retraso no es lo acostumbrado. Has llegado tan
agitado que por un momento pensé que te iba dar un infarto. Debiste salir
corriendo desde la estación. Bastantes metros de largo trote. Nada mal para
alguien que está en sus cuarenta y odia el ejercicio.
Hoy has vuelto a traer esas flores blancas de tu jardín. Adornan tu oficina con un delicado aroma. Sonríes cuando las ves, abres la ventana y la mañana es amable con una suave brisa. Una época de emociones, tu preferida. La que más recuerdas, la que nunca olvidas. Dale lo que necesita tu corazón.
Un torbellino de féminas miradas se mueve a cada paso que das en el edificio. Apuesto eres, acaso no lo sabré. Perfecto caballero de espíritu entusiasta. Excelente amigo, estupendo jefe. Un encanto, mil suspiros regalados al viento. Sentimientos que bailan ante una mirada, un pequeño gesto. Yo también suspiro, por supuesto.
Un incómodo compromiso toca tu puerta, no quieres pero tienes que hacerlo. Magnifico almuerzo, placentera plática, sorprendente familiaridad y una sorpresiva presentación. La nueva gerente de marketing es guapísima. Tu humor se acaba al preguntarte sobre el amor, te embargan dolorosos recuerdos, reniegas de Dios.
Cuatro horas después estas sentado en ese viejo sillón, la copa de vino resbala de tu mano bañando el piso, te sumerges nuevamente en la depresión. ¿A dónde te has ido mi amor? Si extiendo mi mano. ¿Cambiaría algo? El futuro se abre para ti y tienes que creer. Llueve la melancolía, canta la tristeza.
Durante el día almuerzas jovialidad, por las noches cenas amargura. De alguna manera el tiempo nos ha dejado atrás. Pequeñas arrugas empiezan a surcar ese amable rostro. Una advertencia, quizás. Aun estas a tiempo para amar. Afuera solo se escucha la melodía del viento y el teléfono suena. Puedes hacerlo. Inténtalo.
¿Qué es el amor? ¿Qué es la felicidad? Para encontrar esas respuestas tienes que olvidarte de todas esas preguntas. ¿Por qué te empeñas en vivir de aquel sueño? Si sabes que pronto vas a despertar. Te abrazas a tus recuerdos, deja que yo lo haga también. Pero solo yo. Es nuevo tiempo para ti.
Y ahí estas, con el corazón abierto. Abriendo las puertas de par en par. Distintas emociones te ponen a prueba. Te invade el miedo al olvido. Tu mente se pierde en ese muelle de tantos recuerdos, aquel par de inseparables miradas besándose en la eternidad. Aquel lejano día de esa promesa.
Las estaciones se mueven, el dolor se aleja. Se enciende el sentimiento, no lo dejes ir. El mañana te espera ansioso. La felicidad te mira con muy buenos ojos. Diecisiete años han pasado, mi más preciado tesoro. Es tiempo, deja que las flores se marchiten. Siembra una nueva semilla, que tu corazón se renueve con el aroma de un nuevo amor.
Has cambiado desde la primera vez que te vi, yo no tanto. Perdí lo que soy y no puedo entender porque sigo aquí. Supongo que le agrado a Dios más de lo que sabía. Estar y no estar, vivir y estar muerta. Eres la mejor persona que he conocido, mi mejor amigo, mi mayor consuelo. Estar contigo todos estos años, no sabes cuánto agradezco.
Que no haya miradas tristes, mi amor. Que la pena sea alegría. Regala todas esas cosas que guardas en ese cajón. Deja la dicha de haber vivido tan bellos momentos. No dejes de mirar a la luna, de conversarle a las estrellas. Siempre que veas al cielo ahí estaré. Cuando lo desees, cuando quieras de tu corazón saldré.
Espero pacientemente que el sol caiga, por las nubes parece que va a llover. Llevo en mi mano aquel viejo paraguas que de la basura nadie quiso recoger. Esta roto, pero no tengo miedo mojarme. He cogido la maleta más grande del desván y he metido ahí todos nuestros recuerdos. Así que estoy encontrando esperanza dejándome ir.
Las campanas suenan, la ceremonia empieza. Tu voz se quiebra, ella te abraza con todas sus fuerzas. Si, si por favor. Entonces los aplausos te ensordecen y solo la ves a ella. No llores y no dejes que llore ella. Hasta los últimos días llénala de un infinito amor. Un nuevo destino te llama, que nunca nadie los separe por favor.
Adiós.
Hoy has vuelto a traer esas flores blancas de tu jardín. Adornan tu oficina con un delicado aroma. Sonríes cuando las ves, abres la ventana y la mañana es amable con una suave brisa. Una época de emociones, tu preferida. La que más recuerdas, la que nunca olvidas. Dale lo que necesita tu corazón.
Un torbellino de féminas miradas se mueve a cada paso que das en el edificio. Apuesto eres, acaso no lo sabré. Perfecto caballero de espíritu entusiasta. Excelente amigo, estupendo jefe. Un encanto, mil suspiros regalados al viento. Sentimientos que bailan ante una mirada, un pequeño gesto. Yo también suspiro, por supuesto.
Un incómodo compromiso toca tu puerta, no quieres pero tienes que hacerlo. Magnifico almuerzo, placentera plática, sorprendente familiaridad y una sorpresiva presentación. La nueva gerente de marketing es guapísima. Tu humor se acaba al preguntarte sobre el amor, te embargan dolorosos recuerdos, reniegas de Dios.
Cuatro horas después estas sentado en ese viejo sillón, la copa de vino resbala de tu mano bañando el piso, te sumerges nuevamente en la depresión. ¿A dónde te has ido mi amor? Si extiendo mi mano. ¿Cambiaría algo? El futuro se abre para ti y tienes que creer. Llueve la melancolía, canta la tristeza.
Durante el día almuerzas jovialidad, por las noches cenas amargura. De alguna manera el tiempo nos ha dejado atrás. Pequeñas arrugas empiezan a surcar ese amable rostro. Una advertencia, quizás. Aun estas a tiempo para amar. Afuera solo se escucha la melodía del viento y el teléfono suena. Puedes hacerlo. Inténtalo.
¿Qué es el amor? ¿Qué es la felicidad? Para encontrar esas respuestas tienes que olvidarte de todas esas preguntas. ¿Por qué te empeñas en vivir de aquel sueño? Si sabes que pronto vas a despertar. Te abrazas a tus recuerdos, deja que yo lo haga también. Pero solo yo. Es nuevo tiempo para ti.
Y ahí estas, con el corazón abierto. Abriendo las puertas de par en par. Distintas emociones te ponen a prueba. Te invade el miedo al olvido. Tu mente se pierde en ese muelle de tantos recuerdos, aquel par de inseparables miradas besándose en la eternidad. Aquel lejano día de esa promesa.
Las estaciones se mueven, el dolor se aleja. Se enciende el sentimiento, no lo dejes ir. El mañana te espera ansioso. La felicidad te mira con muy buenos ojos. Diecisiete años han pasado, mi más preciado tesoro. Es tiempo, deja que las flores se marchiten. Siembra una nueva semilla, que tu corazón se renueve con el aroma de un nuevo amor.
Has cambiado desde la primera vez que te vi, yo no tanto. Perdí lo que soy y no puedo entender porque sigo aquí. Supongo que le agrado a Dios más de lo que sabía. Estar y no estar, vivir y estar muerta. Eres la mejor persona que he conocido, mi mejor amigo, mi mayor consuelo. Estar contigo todos estos años, no sabes cuánto agradezco.
Que no haya miradas tristes, mi amor. Que la pena sea alegría. Regala todas esas cosas que guardas en ese cajón. Deja la dicha de haber vivido tan bellos momentos. No dejes de mirar a la luna, de conversarle a las estrellas. Siempre que veas al cielo ahí estaré. Cuando lo desees, cuando quieras de tu corazón saldré.
Espero pacientemente que el sol caiga, por las nubes parece que va a llover. Llevo en mi mano aquel viejo paraguas que de la basura nadie quiso recoger. Esta roto, pero no tengo miedo mojarme. He cogido la maleta más grande del desván y he metido ahí todos nuestros recuerdos. Así que estoy encontrando esperanza dejándome ir.
Las campanas suenan, la ceremonia empieza. Tu voz se quiebra, ella te abraza con todas sus fuerzas. Si, si por favor. Entonces los aplausos te ensordecen y solo la ves a ella. No llores y no dejes que llore ella. Hasta los últimos días llénala de un infinito amor. Un nuevo destino te llama, que nunca nadie los separe por favor.
Adiós.
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