Ir al contenido principal

OTRA NOCHE EN EL CALLEJÓN

Cruzo la avenida, doblo una esquina, aprieto el paso, siento una silueta moverse a mis espaldas. La ciudad, una masa de carne y concreto. Atrás queda todo el bullicio y me sumerjo en las profundidades del callejón. Un punto muerto en el centro de una metrópolis viviente. Un agujero negro de sombras que respiran.

El lugar asusta bastante. Trato de moverme más rápido, el sitio apesta a alcohol y a orina. Ahí está otra vez, puedo escucharle acercarse en cada paso. Me viene siguiendo desde que baje del autobús. Volteé a mirar en una ocasión pero sin alcanzar a ver su figura. Sabe bien lo que hace.

Mis tacones tropiezan con algo y logro distinguir una serie de jeringas repartidas aquí y allá. Drogadictos. Es aquí donde los malditos se aventuran y sucumben a sus más oscuros vicios. Un oasis para los desesperados. Se puede oler la depravación y siento como las paredes se retuercen en cada paso que doy.

Uno, dos, tres. Los latidos de mi corazón elevándose. Hace apenas unos instantes que podía sentir al sujeto acercarse pero ahora… todo es silencio. La oscuridad me abraza y empiezo a sentir un ardor en mi garganta. Casi puedo oler la sangre, sentirla correr por el callejón y esa sensación a la cual no he podido acostumbrarme.

Oscuros sentimientos me sujetan, me dominan, ahí están otra vez martillándome por dentro. El chillido de una rata rompe el silencio y veo unos anteojos brillar en la penumbra. Veo frente a mí al dueño de una calibre 22, me muestra sus amarillos dientes en señal de victoria, unos ojos que reflejan muerte y violencia.

Me obliga a recostarme contra la pared, siento como el cañón frío de su pistola recorre mi espalda hasta bajar lentamente hacia mi sexo. Su asqueroso aliento me revuelve las tripas. Me dice que soy una perra estúpida, que perdí mi oportunidad al entrar al callejón. Me pide que grite. Le divierte, le excita la situación.

Algunas elecciones son más fáciles que otras. Yo elegí el callejón por una razón.  Un abismo de pesadilla para la gente que se atreva a recorrerlo pero para mí, es una oportunidad para alterar el futuro de esta hedionda ciudad.

La enfermiza risa del sujeto calla, el arma yace en el suelo. La navaja ha hecho bien su trabajo, un giro brusco de los acontecimientos. Ha cortado la aorta y el festival de sangre no se hace esperar. El generoso líquido vital baña el piso.  El río de sangre se mueve hasta perderse en la alcantarillas de la ciudad y me digo una vez más que un envío anticipado al infierno hará más bien que daño.

El callejón reclama otra víctima violenta. El futuro ha sido alterado. Diecisiete personas no serán golpeadas. Ocho casas no serán robadas. Seis mujeres no serán abusadas y cuatro víctimas inocentes no serán asesinadas. Una muerte limpia. Una noche de trabajo. Otra noche en el callejón.

Comentarios

  1. Muy buen giro final. Buen relato narrado con agilidad y ritmo. Felicidades

    ResponderEliminar
  2. Gracias por comentar. Me alegra mucho que te haya gustado.

    Saludos :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA CHICA PERFECTA

La conocí en una famosa página de citas de Internet. Al principio me mostré cauteloso, no sabía que pensar. Después de tanta insistencia por varias de mis amistades decidí probar. En efecto, conocí a alguien que robaría toda mi atención y que terminaría por ser la dueña de mi corazón. Luego de varias semanas de intercambiar mensajes y compartir historias decidimos conocernos. Era profesora de secundaria, muy impresionante en persona, con una figura que no te esperarías de alguien que trabaja en educación. Tenía el pelo castaño y rizado, ojos cafés y una mirada cautivadora. Debo admitir que me arriesgue demasiado en nuestra primera noche, creo que me deje llevar un poco por la emoción. En pocas ocasiones me había pasado y es que, ella despertaba en mí una pasión que escapaba a la razón. Me la lleve a una habitación de hotel, un poco nervioso le hice la propuesta y accedió. No voy a entrar en detalles, lo siento, soy un caballero después de todo, pero quiero dejar en cla

EL ENGENDRO DE UHMUG

El cielo está quieto, oscuro y silencioso. Uno de sus ojos parece brillar a lo lejos, casi desaparece. El negro absoluto permanece expectante, ignora al brillante. Entonces celebra su soledad allá arriba mientras observa espeluznante el despertar del muerto. Han pasado más de dos horas desde que los faros del coche se apagaron, más de dos horas en que las caricias comenzaron. La música ha dejado de sonar y los latidos también. Se asoma una patrulla por el retrovisor. Más te vale que despiertes, corazón. La placa corresponde a otro distrito, mala cosa, robado tal vez. No, vamos. Déjate de estupideces. Hay que dejar de ver esa serie de una maldita vez. Una de las puertas traseras está entre abierta. Drogadictos, dices. Ah, un par de porros. Quién, no. Acercas tu linterna, dos siluetas se dibujan, solo una se mueve. Está demasiado oscuro y crees ver sangre. Hombre, ya para de imaginarte cosas. La puerta se cierra de golpe. Llamas a los ocupantes dando una advertencia. Tr

TORTUGA NEGRA

La tetera silba impacientemente, ahoga el bullicio de la ciudad. Me entrego al aroma del café como en cualquier otra tarde de lluvia. Miradas que vienen y van desde mi ventana. Sombras que se alejan. ¿Qué observan? Me llevo las manos al rostro, ahí donde surcan las huellas del tiempo. Compasión, lástima. Sí, por supuesto. Tengo 63 años, mis hijos han crecido y en julio seré abuelo. Estoy canoso. Mi cuerpo no para de quejarse. El calendario marca 31 de Marzo y el sentimiento aflora. Me sujeta fuertemente, me desgarra y me lastima.  Mi mente gira en espiral y me lleva al más oscuro de mis recuerdos. Tenía 8 años y ella apenas 7. Allison se había ganado la reputación de contar historias increíbles. ¡El chico de cuarto grado tiene una caja de monedas mágicas! o ¡El bibliotecario tiene una llave que  te lleva a otro mundo! Y yo disfrutaba de cada una de ellas, por más insulsas que fueran y Sarah también lo hacía. Mi pequeña hermana se movía conmigo dispuesta a cualquier aventur