Centenares de naves volaban sobre los cielos de Solaris II, un desmesurado logotipo holográfico de la Calypso Corporation daba a la bienvenida a los jugadores, mientras que, en su principal puerto, miles de ciudadanos se arremolinaban a saludar y vitorear el nombre de sus campeones favoritos.
Darla no quiso salir, en cambio a Keir, la idea le emocionó bastante. Perdió rápidamente el paso de Vissei, y cuando por fin logró darle alcance, ya estaba rodeado por otros competidores que la verdad, estaban a otro nivel comparados con él.
Drukant era la capital del planeta más famoso del sistema, puerto y ciudad eran la epítome de la arcología Tadryana y, sin embargo, podía notar ese vacío al otro lado del río, donde el neón apagado y los hologramas inertes formaban un área que no tenía nombre oficial, y que llevaba siendo el agujero de aquellos que Eadaldan maldijo hacia siglos.
La ceremonia no duró ni la mitad del tiempo del que tenía en mente, en cambio lo que sí que duró bastante, fue la verborragia de los Van der Velde. Víboras, alimentadas por las tres grandes Casas que regían el sistema, y por el mismo presidente de la Calypso, que no hacia mas que lamerles los pies.
— Los NIÑOS están muy contentos, ¿no te parece?
Keir volvió la mirada hacia los Velde, los siempre NIÑOS sonreían de una manera cada vez más deforme. Era mejor así, nadie debería verlos enojados jamás, él lo había hecho, ¿cuándo fue?, sí, justo antes de convertirse en lo que era ahora, antes de que todo lo que amaba desapareciera. Apretó sus puños, y contestó.
— Soy Keir, empiezo a aburrirme, la verdad. ¿Te gustaría dar un paseo por la ciudad?
Su cabello cambiaba en una multitud de colores al menor movimiento, le sostuvo la mirada y sonrió, entonces Keir dedujo que su primera impresión no había sido del todo mala, así que sonrió también. Su fantasma, en cambio, más que aburrido, parecía bastante molesto, y no dejaba de maldecir entre dientes con la mirada fija en los Velde.
— Ojalá pudiéramos, ¿verdad, Alexa? — dijo el gato, antes de darse vuelta y empezar a rascarse con fuerza una oreja.
— Quizás cuando regresemos, guapo. No tardaremos en hacer el salto cuántico. ¡Mira, los ingenieros ya están dando la orden! Solo espero comenzar en el nivel 70 o 73.
—Mmm… eh… ¿duele? —preguntó, Keir.
— Ah, primer juego, ¿eh? —dijo, golpeando su hombro derecho— Solo terminas arrojando lo que tengas en tus tripas. En tu caso, no habrá problema, ¿verdad?
— Creo que no.
En el primer juego, los niveles elegidos siempre eran 66, 70 o 73, gracias a Vissei tenían una pequeña ventaja. Hasta el tercero, los jueces buscarían la forma de reducir el número de competidores como sea. De ahí en adelante, no había mucho que hacer en realidad, para el cuarto y quinto juego, la cantidad de vectores y fantasmas, empezaba a descender, por si sola, de una manera vertiginosa.
— Eres el gato más grande que he visto —declaró Keir.
— El tipo que me hizo el trabajo era muy viejo, no recuerdo el nombre exacto del tipo de gato que era. Dijo que caminaron por la Tierra, hace mucho, mucho tiempo, incluso antes de que Eadaldan naciera.
Era el segundo fantasma que Keir veía completamente transmutado. Era un gato muy hermoso, como aquellos que recordó haber visto de niño en un libro muy antiguo. El color de su pelo le recordó a los atardeceres en Zeon, y las manchas negras, que llegaban hasta su cabeza, a las montañas de la misteriosa Kargarand.
— No tengo idea hasta donde pueda llegar… voy a buscar algo, pero si no lo encuentro, me gustaría seguir intentándolo, con… no sé, otra forma.
— Aladin eligió, es nuestro regalo de Eadaldan — dijo, Alexa —Fue hace mucho tiempo, no había nada que recuperar de él, entregó su cuerpo para salvarme la vida después de todo. Ahora esto que ves… no me importa, no me enamoré de su cara, eso te lo puedo jurar, era más feo que un Barghatiano por la mañana.
— ¿Quieres que te muerda ese culo gordo? —ronroneó, Aladin.
— Más tarde, cariño. Si completamos este nivel te dejare morder lo que quieras, y a él también. —respondió, mirando a Keir.
— Esperen … yo no sabía…
— No, está bien. Tenemos una relación abierta—explicó Aladin, moviendo la cola.
Antes de que terminaran, un mar de aplausos y gritos ensordecedores hicieron que todos los jugadores se volvieran hacia el halo de niebla, había llegado la hora. Darla apareció de pronto buscando a Keir en la pista, cuando por fin logro dar con él, le hizo una seña. Iban a hacer el salto, y todo el mundo parecía nervioso por ser el primero en cruzar.
Cada vector y fantasma empezaron a tomar sus lugares, cuando Darla tuvo preparada su equipo, se pusieron en posición también. El nivel 73 los llevaría al Gran Estadio de Loon, una carrera en aerodeslizadores llena de trampas pero que, con la información de Vissei, no sería un problema, solo tenían que seguir el plan, y volverían a Drukant sin un rasguño.
— Estamos juntos, ¿de acuerdo? Hasta el final—dijo Darla.
— Se supone que eso debo decírtelo yo, pero está bien. Estaré detrás de ti, esperando que me protejas todo el tiempo—masculló Keir.
— Borra esa sonrisa estúpida, necesito que te concentres, Veas lo que veas, y haga lo que haga, debo saber que puedo confiar en ti.
— Eres mi vector, Darla. Hicimos un contrato, ¿quieres que te bese, después de conseguir quedar entre los cincuenta primeros? —preguntó Keir.
— Ah, ¿Crees que en el primer juego entraremos en el ranking? Bien… trato hecho— respondió Darla.
— ¿Qué? Era una bro… ¿Qué… qué está pasando?
— Estamos saltando, cierra los ojos y prepárate.
Cuando Keir abrió los ojos, no vio a ningún jugador, en realidad no veía a nadie más que a Darla vomitando en la arena. Cuando se levantó, su cara de sorpresa era probablemente peor que la de él. No había potbots marcando el camino, ni hologramas mostrando a los millones de espectadores, el paisaje era desolado, pero autentico. A unos metros, agujas de roca marcaban el camino hacia una montaña ciclópea.
— ¡Tengo un mensaje en mi AXIS! — anunció Keir.
— ¡Ábrelo rápido! —gritó Darla.
˃˃ “Mi nombre es Valadh Hasenhüttl, y seré tu juez durante este primer juego, todos ustedes son muy afortunados por inaugurar nuevos niveles este año. Así que primero, antes de explicarte en que consiste esta prueba, búscame en el interior de la montaña. Ah…, y yo que tú me daría prisa, no te recomiendo estar afuera mucho tiempo”
Algo aulló en la ventosa soledad, tanto Darla como Keir lo oyeron.
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