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AQUELLO QUE LLEGÓ CON LA TORMENTA

Seguro que todos alguna vez han oído la expresión: “Llueve a cántaros”.

Bueno, que me aspen si alguna vez había visto una tormenta así en este lugar. Esperaba una inundación importante, pero no para evacuar, simplemente la típica tormenta de todos los años. No algo así. No como lo que nos golpeó.

Algo muy particular sucede con esta, es extraño. No solo llueve a cántaros, a barriles y toneles creo yo, estamos atrapados. Y lo que es peor, nadie ha venido a ayudarnos. Ojalá se hubiera quedado solo en eso. Mis vecinos han desaparecido.

Después que todos los servicios cayeran, empezamos a comunicarnos por radio. Nos aferrábamos a la esperanza y se convirtió en nuestro motor para seguir levantándonos día tras día. Pero las respuestas dejaron de llegar, primero una, después… no lo entiendo. Me he quedado solo.

Aquí viven muchos jubilados, yo soy uno de ellos. La mayoría de estas propiedades son veraniegas, así que los pocos que vivimos aquí nos conocemos muy bien. Podría decirse que demasiado bien, así que cualquier cosa inusual que sucede es novedad, chisme para una docena de viejos.

Kenny dijo que los ángeles estaban furiosos esa noche. Como sea, encontró algo en la playa, algo que se llevó consigo y que dijo que era lo más hermoso que había visto. Se negó a mostrárnoslo. Incluso amenazó con dispararnos si intentábamos arrebatárnoslo. Todos culpamos a la medicina que probablemente no estaba tomando. Se encerró en su casucha, y no supimos nada de él hasta que la tormenta empezó.

Escuchamos sus gritos ensordecedores la madrugada que nos quedamos aislados. Disparos. Luego un chillido espeluznante, como si un cerdo fuera golpeado por un atizador al rojo vivo. Pero nadie ahí tenía ningún cerdo.

Estábamos nerviosos y asustados, ¿qué hubiera podido hacer un puñado de ancianos después de todo? A la mañana siguiente el agua bordeaba las ventanas de mi segundo piso. Intentamos pedir ayuda por todos los medios sin resultado, durante todo el tiempo que estuvimos en contacto con mis vecinos nadie dijo una sola palabra acerca de Kenny.

Sin embargo, con el pasar de los días, el miedo se hacía cada vez más latente, era ponzoña en las venas. A mí me hacía ver cosas en mi habitación, cosas horribles. Después de quedarme completamente solo decidí que no iba a esperar sentado a morir de inanición.

Quiero aclarar que tengo setenta y tres, soy diabético y me han hecho un par de operaciones a la cadera. Pero lo primero que quiero aclarar, si es que algún día alguien llega a leer esto, es que no soy un mentiroso. No lo soy. Mi madre no crio un mentiroso y no empezaré a hacerlo ahora.

Sé que vi algo la mañana que decidí salir. Algo a lo que no estaba preparado. Me vi confundido, como un gato en una sala llena de mecedoras, entonces supe que los ojos no me fallaban. Porque si hay algo me funciona bien a mi edad es la vista.

Había alguien allá afuera, flotaba sobre el agua, formando parte de una extraña danza que me hizo poner todos los pelos en punta. Sabía que no era posible, pero ahí estaba. Caminando lentamente como si tomara un paseo placentero por las calles del centro.

Las cosas pasaron de ser raras a ser escalofriantes.

Fui un bellaco cuando era joven, y si me permites ser aún más sincero, te confieso que no hay día que no extrañe esa sensación en mi cuerpo. La adrenalina después de una golpiza. Ahora cada herida, es una amenaza. No soy idiota, sabía que no podía estar viendo lo que estaba viendo, así que le disparé.

Desearía no haberlo hecho.

Lo oculto, cosas que no deben ser nombradas. El demonio, cosas así. Pasó de todo eso. Tengo mi propio grupo de pesadillas privado, y no lo comparto. Uno ha hecho cosas en su vida que suelen regresar para atormentarlo. Bien, maldita sea, tengo lo que merezco.

Supe que no trataba con un animal tonto. Lo que hubiera ahí afuera, era astuto y se burlaba de mí. Si hubiera abierto un agujero en la ventana, la cosa habría saltado dentro y me hubiera masticado hasta devorarme por completo.

He esperado a que el sol desaparezca. Puedo oír a esa cosa moviéndose en la oscuridad. Puedo oírla riéndose como un villano que sabe que la victoria está cerca. Tengo un plan. Voy a quemar este trozo de papel si llego a tener éxito.

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